Sentimientos silvestres

  Quiero vivir a la orilla del mar, donde pueda andar con los pies descalzos, que mi piel se torne color arena y que mis ojos tomen la forma del sol, para que así, si algún día olvido cómo soñar, la luz sea mi guía, la encargada de hacerme recordar cómo regresar. 

   Ya puedo sentir el olor del renacer, siento mi alma volar sobre el firmamento, sonrío, haciendo de ésta sagrada estadía la experiencia más excitante y acogedora, vivir todo con el mayor fervor.

   Cada día levantarme y hacer de mis entrañas un duradero templo, llamado libertad. Y vivir de la caricia de la naturaleza, como la más fiel religión, sentir la energía rosándome, ser el amor del cual se nutre el espíritu y jamás volver a sentir temor. 

   Que el amor siempre sea el motivo y que el miedo nunca sea la razón.


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