Rachas de dolor

  
  Puedo esconder la tristeza con el más hermoso antifaz, soy experta en ello, puedo estar en el momento más doloroso, puedo estar miserable, puedo estar en sufrimiento profundo, pero está esa máscara que nadie puede quitar. 

Entonces cierro los ojos, no siento nada sintiendo todo y allí viene, siempre una sonrisa, pero la mirada de un ser nunca miente.

 Soy una soñadora de estaciones, soy la libertad del vuelo de un ave, soy el alma de ese animal corriendo en el desierto, salvaje, pero, también soy el cambio inesperado de cada estación, el cansancio de esa hermosa ave, que no se rinde bajo la tormenta, el dolor de cada parte de ese animal que sigue allí en su camino sin esperar.

  La vida te regala el destino, el destino te regala vivir, el vivir te regala aprender, aprender te regala la vida.

  Vivir es aprender, doloroso pero glorioso. 

En la calle, cada persona camina por el asfalto, cada uno cumpliendo su rutina diaria, cada uno con diferentes destinos, cada uno con distintos caminos de vida, distintos por qué de vivir. Pensando, camino, cada quien carga un dolor, o tres, o quince quizá, cada quien carga su propio karma, cada quien se hace fuerte mientras puede, a otros, le notas el sufrimiento corriendo por las venas, es difícil hablar, es difícil caminar, lo puedo percibir, y, en sus rostros cantas canciones de pinturas escritas con pinceles suaves.

  Parece ser que, inventamos excusas para tapar aquello que nos causa dolor, cuando lo primero que debemos hacer es tapar las excusas para intentar sanar tal dolor.

"Al final todo saldrá bien, y si no sale bien, es que aún no es el final"






 

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