De un lado del puente y del otro
Yo seré tu drogadicta, adicta a ti. En todas
las vidas que vengan, en donde las almas tienen paz, allí, también nos
encontraremos, quizá revivamos y tomemos formas de aves, y nos amemos una y
otra vez, en el cielo, en nuestro vuelo, en lo que construimos juntos con
nuestras ansiosas y grandes alas. Volaremos, seremos libres, no existirá el
miedo, sólo tú, yo y el cielo, con su luz, tenue de la imponente luna, o
resplandeciente del amable sol.
Y si no quieres ser un ave, pues puedo ser un
tigre, o un ciervo, si así lo pides. Si algún día en tu vuelo no aparezco a la
hora pautada, no entristezcas, es que estaré a tu lado aún más cerca, con más
fuerzas, seré tu luz si no encuentras el camino, seré tu protector.
A veces
cuando pongo mis ojos en tu espejo, suelo entrar allí, otras veces te
imagino, incluso si estás rozando mi blancura, te imagino una y otra vez, junto
a mí, te siento tan cerca y tan real, te veo en años y me detengo, visualizo,
sonrío, mi alma se eleva y es allí, justo en ese instante en el que estoy en
mi mente, entiendo que no sólo estamos aquí, hay más, más
que carne y hueso, más que tierra, estamos en las cuatro luces, pero separados
en momentos destinados.
Te
volveré a sentir, hasta los próximos planos
Te
volveré a ver, cuidando de tus temores
Volveremos
el uno al otro, en el amor, siempre.
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