Hay días

Hay días no tan gratificantes, otros sí.

Hay días que te hacen saber mostrar que estás colapsado de sacos viejos llenos de impotencia, conformidad, desespero y dolor.


Hay días en los que descubres la paz que te concede una oración al cerrar los ojos.


Hay días en los que si te fijas bien, la llama de una vela puede ser lo más hermoso que hayas visto en un lugar que no solías detallar.


Hay días en que la música ya no es monótona, se convierte en aliada del alma, en su compañera de noches en vela, en la canción que canta tu espíritu.


Tú, tu claridad, tu oscuridad, esa olla a vapor de sentimientos no dichos, de dolor amontonado como polvo en una esquina.


Escucho en la fluidez de una voz retumbar las palabras, te preguntas, te respondes.


Sólo quisiera saber que pasa por tu mente, si el dolor es equivalente.


Se siente ajeno, extraño, quizás culpable, todos presenciamos muy dentro, que ciertas cosas y personas que nos hacen débiles, son las que más inquietud ocasionan, irónica, vida mía.


El egoísmo, sentimiento interpretativo, sentimiento ciego y repugnante a veces, otras necesario en porcentajes, el universo nos puso en momentos en los que debimos decidir entre la felicidad de una persona, o no callar por el bienestar propio.


Que difícil es la vida cuando nos hace perder la cordura.


Desearía volar alto y observar, sentir, que el viento me arrastre a sus múltiples destinos, correr hacia el tesoro de la vida, el mundo que en un día inocentemente soñé.



No sé en donde voy a estar, si quiera en los próximos once minutos, sólo ámame vida, ven, acompáñame en la más humilde travesía de este frágil corazón.







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